sábado, 28 de septiembre de 2013

Reflexiones sobre el discurso de Mujica ante la O.N.U. Los puntos sobre las íes….


Reflexiones sobre el discurso de Mujica ante la O.N.U.

Los puntos sobre las íes….


Podríamos dar definiciones rimbombantes e inentendibles del significado de “lenguaje”, pero prefiero un acercamiento más intuitivo, en el que podamos ir construyendo este concepto en forma fácil y fluida.
Como primera aproximación, se puede decir que el lenguaje es un conjunto de señas, signos y símbolos el cual, convención mediante, permite que distintos individuos se comuniquen.
El lenguaje no es patrimonio de los seres humanos. Cientos de especies animales han desarrollado esta función, e incluso, le hemos enseñado nuestro lenguaje a especies distintas a la nuestra. La gorila Koko llegó a manejar más de mil “signos” del ASL que equivalen a unas dos mil palabras en inglés, e incluso logró expresar algún concepto abstracto. Pero esto último es excepcional. La abstracción – y la posibilidad de comunicar dichos conceptos abstractos – es una particularidad casi exclusiva del ser humano.
El lenguaje no es únicamente el habla, no es únicamente la expresión corporal y no es únicamente el movimiento. El lenguaje es todo ello en su conjunto. Y a lo anterior, como veremos más adelante, se le debe sumar el entorno.
Lenguaje también es el tono en que se realizan los intercambios de señas o el movimiento de los músculos de la cara, y lenguaje también es la apariencia personal.

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Nuestro presidente habló ante la Asamblea de Naciones Unidas. Dio un discurso de casi tres cuartos de hora. Pronunció todas las “eses”, conjugó bien los verbos, no utilizó expresiones soeces ni dijo ningún “taaaaaaaaaaaaaa”.

Y muchos uruguayos se sorprendieron.

No deberían sorprenderse si releen los la introducción. El lenguaje está íntimamente relacionado con el ambiente en que se utiliza. No transmite los mismo un “no me rompa las bolas” dicho a un amigo en un asado que a un Juez en una audiencia o a un policía en medio de un procedimiento. Si bien las palabras son las mismas, la intención de lo que se desea transmitir no lo es, y tampoco lo es lo que se transmite efectivamente..
Y eso es lo que pasa con nuestro Presidente. Utiliza el lenguaje que entiende adecuado para cada ocasión y para cada auditorio. Desde el de un guapo arrabalero hasta el de un viejo filósofo superado.  Desde el “no sea nabo, Neber” hasta el preguntarse si “somos felices alejados de lo eterno humano”.

Y es partir de esto que nace mi cuestionamiento.

Hay un Pepe de consumo interno y un Presidente Mujica for export. El Pepe de consumo interno no pronuncia las eses al final de las palabras, conjuga mal los verbos, es una calderita de lata y a veces roza con lo soez. El Presidente Mujica for export, en cambio, utiliza una verbalización cuidada, no levanta el tono ni la voz, ni recurre a lugares comunes. El primero saca de las casillas a varios, el segundo encandila al mundo.

Sin querer emularlo, creo que “le erra al bizcochazo”.

La sociedad uruguaya, en especial sus integrantes más jóvenes, está en franco declive en cuanto a los valores que por décadas creímos adecuados. Y no me refiero a lo político. No. Me refiero al conjunto de valores que permitieron que Uruguay sea un lugar con gente de buen relacionamiento, de adecuado nivel educativo, inclusivo y tolerante. Un lugar, como se escuchaba hasta no hace tanto, donde valía la pena criar a nuestros hijos.

Hoy nuestros hijos, o muchos de ellos, toman de ejemplo al Pepe de consumo interno. Toman de ejemplo la imagen interna de él, la que se parece más al Viejo Vizcacha que a la de Sancho Panza o la de Pepe Grillo. Y esa imagen no es un buen ejemplo.

No discuto el poder de rapport que tiene el Pepe de consumo interno. Por el contrario, lo destaco. Y en tanto creo que ese rapport es casi inigualable, también creo que debería utilizarlo en un sentido opuesto. A través del Pepe de consumo interno se podría aprovechar para transmitir valores a nuestra juventud. Valores como el respeto, la perseverancia, el respeto por la educación, por el trabajo y tantos otros…

Es cierto y no me opongo, más aún hasta lo comparto, que se adapte el lenguaje de acuerdo al auditorio y al ambiente. Pero esa adaptación del lenguaje transmite, a su vez, en que lugar nos ubicó nuestro interlocutor. Y de acuerdo al lenguaje utilizado por el Pepe de consumo interno, el lugar en que estamos ubicados no es el mejor. Y si es lo que él piensa, debo decirle que está equivocado. Y si lo utiliza pensando que es la mejor manera de hacerse entender (ya que lo entienden tanto los “cultos” como los “planchas”), también debo decirle que está equivocado.

El Pepe de consumo interno debería cuidar su dicción (que ha mostrado que sabe ser buena). Los jóvenes que lo imiten chocarán con una pared al intentar progresar. No en vano el saber popular dice que la primera impresión es lo que cuenta. Todavía quienes tienen puestos de decisión son de la “vieja escuela”. Se sentirán más cómodos formando equipo con quién se exprese bien (o más parecido a ellos), o se “vista adecuadamente” (aunque no sepamos adecuadamente para qué). Por el contrario, les costará formar equipos con Pepes de consumo interno. No es lo mismo pedirle a los gremios que no dejen a los muchachos sin clase a decirle “no dejen a los gurises en pelotas”. Los que imiten al Pepe de consumo interno tendrán, por algún tiempo más, menos posibilidades de progresar, tal vez no por ellos sino por sus “evaluadores”. Y considero que no es bueno ignorar esta realidad.

El Pepe de consumo debería cuidar su vestimenta. Los jóvenes que lo imiten se enfrentarán, todavía, a gente de saco y corbata, Serán esos de saco y corbata –en la inmensa mayoría de los casos– quienes le abran o cierren las puertas a su progreso personal. No en vano su antecesor sabe usar tanto una campera de cuero como un traje hecho a medida. Los sabe llevar, y sabe cuando llevarlos.

El Pepe de consumo interno debería utilizar ejemplos o expresiones menos burdas. Me parece bien que simplifique sus expresiones para que su mensaje llegue a más gente, pero una cosa es simplificar, y otra cosa es bajarlo tanto de nivel que haga parecer que nos considera a todos una manga de Néberes..

El Pepe de consumo debería bregar por una sociedad mas educada (ahora no en referencia a los modales, sino al conocimiento) con un discurso y una actitud integral, en vez de dar mensaje contradictorios. No puede que por un lado hable de “educación, educación, más y mejor educación” y por el otro decir que tira la toalla porque contra el statu quo educativo no se puede. O quedarse callado cuando su “hermano” del alma se refiere a determinados profesionales universitarios como las “alimañas de Ciudad Vieja”.

El Pepe de consumo interno debería fomentar una cultura de trabajo, y no atentar contra ella. Su ejemplo a transmitir debería ser una sociedad más cercana a la abnegación de los coreanos por la superación (en el sistema económico-político que el entienda más adecuado) que una actitud Kung-Sanista de falta de hábitos de trabajo. Debería fomentar el trabajo comprometido y no el irse a pescar.

El Pepe de consumo interno debería ser más un Presidente Mujica for export.

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Como Presidente, representa nuestra institucionalidad. Y como representante de nuestra institucionalidad, representa el imaginario del Uruguay. Y no me gusta el imaginario interno que intenta transmitir. Los uruguayos no somos así, o por lo menos, estamos a tiempo de no terminar así. En su carácter de representante de nuestra institucionalidad, nos debe respetar y lo más importante, debe respetarse a si mismo.

Tal vez un ejemplo tonto del decaimiento de nuestra institucionalidad sea el decirnos para adentro quienes fueron nuestros últimos presidentes…seguramente nos diremos tres apellidos, un nombre y un sobrenombre. Y en ese orden. Y ese es el camino que el Pepe de consumo interno parece fomentar. Lo formal, si bien menos importante que lo sustancial, no debe obviarse. Admito que se flexibilice, pero no que se lo tire a la basura. Son muchas de esas formalidades las que nos permiten coexistir en una sociedad civilizada y no decaer en la barbarie.

Supimos ser valorados en el mundo por el fútbol y por nuestra cultura. Hoy todavía quedan buenos jugadores de fútbol….


Y por si no quedó claro, hablo de los personajes, y no de la persona… y sepan perdonarme la extensión.


2 comentarios:

  1. Brillante exposición de motivos e irrelevancias de un presidente. Creo que el Mujica interno quiere que su figura de pobre presidente.. o de presidente pobre..sea ejemplo...la ignorancia y la pobreza..él sabe ..y como ninguno ..que dá réditos políticos..y juega con nosotros a varias puntas..levantando centros por la izquierda y por la derecha.. que todos cabeceamos como unos nabos..sabiendo que no hay arco...
    Saludos

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    1. Muchas gracias. Y no perdamos las esperanzas que algún día pondrán el arco de nuevo.

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