lunes, 18 de mayo de 2015

Las herencias malditas, o la construcción del relato.

Las herencias malditas, o la construcción del relato.
Los puntos sobre las íes…

Hemos finalizado un nuevo ciclo electoral. El tercero luego de la megacrisis del 2002, aunque la misma sigue omnipresente. Una vez y otra también, quieren hacernos creer que todo lo malo que subsiste es culpa de ella, y que todo lo bueno conseguido es a pesar de ella (la tan mentada “herencia maldita”) y que se logró únicamente por  mérito propio. ¿Nada es culpa de los de ahora, ni nada bueno hicieron lo de antes? Señores, ni muy muy, ni tan tan…

Nadie puede discutir el impacto y la gravedad de la crisis del 2002. Nadie puede discutir que la misma se desencadenó por una serie de causas ajenas al país, o si propias, ajenas al gobierno.

Si es discutible la capacidad de previsión que tuvo el gobierno nacional. O el departamental. No es difícil recordar a Chiarino Milans gritando a los cuatro vientos la existencia de brotes de aftosa en Argentina (mediados del 2001) y pocos meses después nos estallaba en nuestra propia cara. O al ex-intendente – hoy edil – firmando un convenio con ADEOM a fines de ese mismo año cuando nuestro vecino se caía a pedazos (o se volaba en helicóptero). Convenio que persiste en sus coletazos hasta el día de hoy, mientras seguimos esperando a los cisnes en el Miguelete…

Pero todo eso fue en el 2002… Fue embromado. Nadie lo duda. Pero supimos salir. Y bastante más rápido de lo que se preveía. Ciertamente debemos agradecer que el presidente de entonces no le hizo caso al F.M.I. ni al actual presidente. Y debemos agradecer también que Danilo tampoco les hiciera caso.

Tuvimos un 2002 calamitoso… pero supimos salir. Y salimos bastante mejor que nuestro vecino allende el Plata. Haber visto cualquier canal argentino en aquel entonces es una muestra de que es lo que NO nos pasó.

Muy por el contrario, el gobierno que inició en 2005 recibió un país ordenado, con un perfilamiento de las obligaciones que permitía augurar esperanzas, con una inflación menor a la actual, con aumento de los puestos de trabajo y aumento del salario real, con una mejoría en ciernes que preveía grandes éxitos y una situación parecida a la de 1999.

Y  antes que me salten arriba, lo anterior no es invento mío. Fue suscrito por José Díaz, Reinaldo Gargano, Danilo Astori, Azucena Berrutti, Jorge Brovetto, Víctor Rossi, Jorge Lepra, Eduardo Bonomi, Miguel Fernández Galeano, José Mujica, Héctor Lescano, Jaime Igorra y Marina Arismendi, y obviamente, por el actual presidente. Cuantos nombres conocidos… cuantos nombres actuales...

En palabras de ellos, “en el transcurso de 2004 la economía uruguaya consolidó el proceso de recuperación que se había iniciado a comienzos de 2003, tras la salida diseñada para la crisis del sistema financiero y la solución brindada a la concentración de vencimientos de deuda pública. En ese sentido, la producción global de bienes y servicios mostró un fuerte crecimiento en 2004, de 12,3%, recuperando de ese modo buena parte de la caída de la actividad registrada entre 1999 y 2002. El dinamismo productivo se sustentó en un entorno externo favorable y en un contexto interno de mejora en la situación financiera del gobierno y de política monetaria prudente (...) De este modo, en el último trimestre de 2004 el nivel de actividad alcanzó valores similares a los observados a principios de 1999 (…) En materia de comercio de bienes, en 2004 las exportaciones exhibieron un marcado aumento, de 32,5% medidas en dólares según datos provistos por el Banco Central del Uruguay (…) En un contexto de mejora de la situación financiera del sector público y de política monetaria restrictiva, la tasa de inflación se redujo a 7,6% en los doce meses terminados en diciembre de 2004 (…) En materia de remuneraciones, en un contexto de sensible aumento de los puestos de trabajo, en 2004 el salario líquido medio interrumpió la tendencia descendente experimentada desde 2002 y, en cambio, registró una suba de 2,9% en términos reales (…)  

Para los incrédulos, esta cita es extraída del mensaje del Poder Ejecutivo enviado al Parlamento en ocasión de la Rendición de Cuentas del año 2005, http://www.parlamento.gub.uy/htmlstat/pl/repartidos/camara/D2005070303-00.htm

Reiterando lo ya expresado, la crisis del 2002 fue embromada. Muy embromada. Terrible. Pero fue rápidamente atacada y revertida, pudiéndose entregar al siguiente gobierno un país en franca recuperación y con grandes expectativas. Y sobre eso creo que no existe posibilidad de duda alguna.

En el 2005 no se refundó el Uruguay. Simplemente se siguió por un camino de recuperación y crecimiento que se inició en el año 2003. Si el camino recorrido a partir de entonces fue bueno o malo es cuestión de gustos, o de corazón, y cada uno tiene el suyo. Pero no es razonablemente admisible seguir insistiendo con que en dicho año se recibió un país que se caía a pedazos. Tal vez se le pueda aceptar a doña María, pero no se le puede aceptar a un ciudadano interesado en la verdad, y menos aún aceptárselo a quienes suscribieron las citas que realicé.

Ya es hora de dejar de echarle las culpas de lo que hoy pasa a lo sucedido trece años atrás. Los éxitos y los fracasos deben admitirse como propios y no escudarse en la “herencia maldita”, que al decir de los implicados, no lo fue tanto.

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, aunque yo creo que no es así. Tal vez sí sea cierto que es el único que se da cuenta de dicha circunstancia. Sean por tanto hombres. Dense cuenta que se ha tropezado mil veces con este peñasco, y aprovechen para construir a futuro aprendiendo de sus propios errores y no dedicarse a justificar sus fracasos en la culpa de otros.

No permitamos que nos inventen una realidad por parte de los mismos que afirmaron que era otra.

No permitamos que fabriquen una historia reciente que sea funcional a un proyecto, por sobre lo verídico.

No permitamos que echen la culpa a otros de sus propios errores o desatinos, sin perjuicio de apoyar lo que está bien, que no deja de ser bastante.

En definitiva, no permitamos que borren con la lengua lo que escribieron con su mano.

Hasta la próxima.



@dannyvile

martes, 5 de mayo de 2015

Ruido de campaña, o campaña con ruido.

Ruido de campaña, o campaña con ruido.
Los puntos sobres las íes…


Viendo la campaña por Montevideo, me surge la duda si la oposición capitalina logró entender la realidad de nuestra gente o sigue, en cambio, tratando de mirar lo que pasa con lentes equivocados (que por cierto, parte del “oficialismo” creo que peca por lo mismo).

            Al arrancar la carrera ya se vio al FA picando al frente, alejado, tranquilo, sin amenazas a la vista.

¿Qué amenazas podría haber si la Concertación logró descabezarse sola? En pocos días se sacó de arriba a los dos “candidatos naturales”.

Tal cual. Mandó a cuarteles de invierno a aquellos que se veían, y desde hace años, como los candidatos referentes de ambos partidos fundacionales a la intendencia montevideana. Hubo que inventar – si, inventar – nuevos candidatos en pocos días, y ciertamente podemos ver los resultados, o la falta de ellos. Se me podrá acusar que con el diario del lunes es fácil, pero ni el más tonto de los analistas no se hubiese dado cuenta que lo sucedido no gustó. Como dice el aforismo, lo que mal comienza, mal acaba. Y peor termina si en el camino se siguen tomando decisiones que a mi entender, son equivocadas. Decisiones que a mi juicio, hicieron ruido, tanto ruido que hacen que hoy se esté donde se está…

Veamos algunos ejemplos.

Durante meses, y no hace tanto, asistimos a una campaña “por la positiva”. No importa cuánto se le pegase, aparecía la sonrisa y la consabida frase de que no se respondería a los agravios, y que se mantendría lo que estaba bien, para mejorar lo que estaba mal. Si bien ese candidato no ganó, su imagen quedó íntimamente ligada a ese mensaje. Visto esto, me resulta difícil un cambio del mensaje positivo a uno en el cual todo está mal y nos dice “cambiemos todo”. Hace ruido. Y mucho. Difícil de digerir. Seguramente el cambio del mensaje es interpretado por el común de la gente como un reconocimiento del fracaso anterior o, peor aún, como que el anterior era un menaje insincero.

El otro partido concertante no lo hizo mejor. O tal vez lo hizo peor. En éste caso no es que quisieran cambiar de candidato y luego tratar de convencernos que el nuevo era mejor. No. El candidato original se bajó enojado, ofuscado, hasta dolido, por la falta de “apoyo en bloque” de su fuerza. Y lo hizo público. Rápidamente hubo que salir a inventar un candidato. Un nuevo Stirling. Valiente actitud de quien se inmola, pero estos sacrificios no aportan en las urnas.

 El mensaje fue nuevamente malo. Con derivaciones en el imaginario de la gente que no son nada deseables para el partido. Si el líder de la facción casi hegemónica no logró un apoyo casi hegemónico para su candidato, ¿continúa siendo líder?, ¿quién manda?, ¿cuál es el futuro de la fuerza? Si a esto le sumamos las declaraciones realizadas en relación a lo incierto de la continuidad en la actividad política del mandamás, tenemos ruido. Otra vez ruido. Y mucho. Difícil de digerir.

Sumado a lo anterior tenemos la aparición de un convidado de piedra. Convidado éste que parece que se terminará comiendo toda la cena. Nadie daba nada por él, pero en base a mensajes sencillos, con pocas “ideas fuerza” pero bien seleccionadas, y con sus paradas de carro a lo guapo  (a Pepe y Sra.) logró lo que nadie creía posible, superar a los concertados, aunque si bien los supera, no los lidera.

Y con esto tenemos el tercer ruido. La actitud de los fundacionales volvió a ser errada. En vez de seguir confrontando al oficialismo, distrajo sus fuerzas en pegarle al outsider (y por más que muchos digan que no lo es, para mi sí lo es) en vez de contraponerse al oficialismo citadino. El debutante logró lo que pocos. Le pegaron de adentro y le pegaron de afuera. Haciendo una simple suma algebraico-sicológica – si se me permite el término – tenemos una víctima castigada por todos, un mensaje claro y dicho en voz pausada, un enojo “manso” en los momentos oportunos y poca historia para ser atacado, lo que termina dando un resultado altamente satisfactorio para él.

En la vereda del frente, el favorito la mira relamiéndose. Nada tiene que hacer más que callar para sacar provecho. Habla la oposición externa, habla la oposición interna, y entre ellos se matan. Mientras tanto él balconea y patea para adelante cualquier solución o asunción de compromiso. “Tendremos que estudiarlo…”, dice. Y sigue sumando.

Ya finalizando, creo que el debut de la Concertación no fue el mejor. Rencillas internas o intentar mostrar quién manda de un lado, falta de apoyo sectorial o falta de fondos por el otro, jaquearon sin posibilidad de reversión este primer intento concertado.

Habrá que esperar otro lustro, o tal vez más… el tiempo lo dirá, pero lo que tengo claro es que no se debe dejar morir este instrumento por más complicado que sea el start-up.

Ténganme por desahogado.


Hasta la próxima.


@dannyvile



N.de R.(07/07/2015): en los últimos dos días DM ha salido a tacar más frontalmente a EN ,pero entiendo que este hecho, y más allá de esta aclaración, no desvirtúa lo que quiero transmitir.