Estas reflexiones fueron
originalmente publicadas en "El Telescopio", http://eltelescopio.com.uy/si-el-pepe-hubiera-sido-frances/
Si el Pepe hubiera sido
francés…
Los puntos sobres las íes…
Hace dos siglos y poco,
y a través de una revolución, los franceses se sacudieron de arriba a la
monarquía y establecieron la Primera República. Tal acontecimiento marcó el
inicio de la Era Contemporánea. Sus preceptos, junto con los de la Revolución
Americana fueron, por cierto, base de las revoluciones independentistas de esta
parte del continente, y sus efectos se extienden hasta hoy en día.
Sus causas, variadas y
variopintas, fueron de orden económico, social y político. Entre estas últimas
encontramos el rechazo al absolutismo monárquico, tal vez ejemplificado en la
frase dicha algunas décadas antes que se le atribuye a Luis XIV: “el Estado soy yo”.
Creo que el Pepe se
habría revuelto bien como monarca absoluto. Pienso que a esta altura nadie duda
que sería feliz pudiendo hacer lo que quisiese, pasando por arriba de cualquier
norma o convención. No tendría problemas en hacer primar sus posturas frente a
un orden institucional representativo, afirmación ésta que puedo fundar no sólo
en la historia pasada, sino incluso en sus propios dichos recientes. Su “como te digo una cosa te digo
la otra”, o el pasar por encima de pronunciamientos soberanos, o el
hacer primar lo político por sobre lo jurídico son pruebas claras de un
subyacente deseo despótico. Su aversión a la burguesía nos lleva a la misma
conclusión.
Retomando la trama, otra
de las causas del levantamiento popular tiene estrecha relación con el hecho de
haber cedido a las presiones de los nobles y el clero en contra del resto de
los franceses, privilegiando a dichas corporaciones por sobre la otras. ¿No les
recuerda acaso al fracaso de “la madre de todas las reformas”? El Pepe cedió ante el
poder de los gremios públicos – tal vez la nueva nobleza
uruguaya, ¿cómo podríamos llamar si no a
quienes tienen asegurado su lugar, cooptan los cargos o exigen puestos de
dirección por el sólo hecho de pertenecer a dicha corporación? – dejando de lado sus intenciones de
refundar la función pública. No sólo no la refundó, sino que nos refundió en
beneficio de ella. Igual que el Rey casi funde a la burguesía en beneficio de
la nobleza y el clero.
Si el Pepe hubiese sido francés, hubiese sido un buen Rey.
Pero la monarquía llegó
a su fin. Contra los abusos del monarca y su séquito se empezó a generar un
movimiento de ciudadanos oprimidos y frustrados por tener que soportar la
institucionalidad existente. Frente al atropello que entendían que le hacían a
los representantes de los franceses comunes – en los Estados Generales (la
“Asamblea Legislativa” de aquella época) – el pueblo se solivianta y se suceden
las revueltas. En un par de meses las mismas van in crescendo hasta que finalmente el 14 de julio de
1789 aquellas revueltas populares toman La Bastilla. Apenas logran liberar unos
pocos presos, cuatro dicen las crónicas de la época, pero tiene un gran
significado simbólico. Es partir de esta toma que se construye el imaginario de
la Revolución Francesa. ¿No suena conocido el hecho de “tomar” algo
aunque no tenga ningún valor real o estratégico, sino sólo simbólico, y a
partir de allí construir el relato épico? Creo que si…
Derrocado el Rey, se
suceden las tensiones entre las distintas facciones revolucionarias. Jacobinos,
monárquicos absolutistas o constitucionales, incluso feministas, se peleaban
por obtener el dominio político. Poco a poco los jacobinos van tomando el control
hasta que ingresamos al Reinado del Terror.
Durante esta época se
persigue a los opositores, se los juzga sumariamente e incluso se los ejecuta a
la más mínima sospecha o amenaza, apoyados en una alianza con los sans-culottes, quienes
siguen al líder de forma ciega. Se los “juzgaba” en la plaza por tribunales
constituidos en el momento, y seguramente, con la sentencia ya conocida de
antes. No usaban pentotal, cierto, pero afilaban las guillotinas.
Las tendencias
intermedias triunfan y ejecutado que fue Robespierre, se plebiscita una nueva
Constitución (laConstitución
del Año III) por medio de la cual se instaura un Poder Ejecutivo
colegiado (el Directorio) y un
poder legislativo bicameral. Contra esta nueva Constitución se alzan los
jacobinos (la izquierda) en
alianza con los monárquicos (la derecha, “gorila” diríamos ahora), generándose
nuevas revueltas armadas. Estas revueltas fueron desestabilizando a la
República y no terminan bien.
El final ya lo sabemos.
Las revueltas fueron reprimidas por el ejército, derivando finalmente en un
golpe de estado. Napoleón Bonaparte es nombrado Cónsul y se vota una nueva
constitución autoritaria (la Constitución del Año VIII),
con el supuesto fin de no permitir la restauración del vetusto régimen anterior
a la Revolución. Napoleón conquista casi todo el continente, intenta extender
su sistema y su cultura por todo el orbe para finalmente caer derrotado y
terminar sus días en una chacr… perdón, en una isla.
Hasta la próxima, si es que hay…
@dannyvile