jueves, 30 de octubre de 2014

Las dos mayorías

Las dos mayorías.
Los puntos sobres las íes…

A la vista de todos está el resultado de  las elecciones del domingo pasado en nuestro país.

Escrutado el 99.6% de los votos emitidos, el 47.2% de quienes votaron lo hicieron por la fórmula del Dr. Vázquez, lo que equivale al 42.3% de los habilitados para sufragar (dentro de los cuales se encuentra, por cierto, gente que ya no vive en el país, e incluso personas fallecidas luego de cerrarse el padrón electoral).

Esto le permite casi con total seguridad obtener la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y tener chances más que ciertas de que acontezca lo mismo en la Cámara de Senadores una vez se finalice el conteo de los votos observados así como, también, obtener la presidencia del país.

De darse lo anterior, nuevamente el Frente Amplio podrá sancionar casi todas las leyes que le venga en ganas. Así lo establece la Constitución, y por tanto al que no le guste que “vaya a llorar al cuartito”. La institucionalidad así se lo permite y no debe pedirle permiso a nadie para hacerlo. Si tiene los votos, tiene la legitimidad necesaria para que ello acontezca.

¿Pero lo anterior implica que tiene la legitimidad de “creerse que actúa por la mayoría”? No, no la tiene. Hay un 57.7% de los inscriptos en el padrón electoral que no los votaron, y casi un 53% de los que sí votaron que no los eligieron. El Frente Amplio representa a quienes los votaron, pero ellos no son la mayoría.

¿Implica lo anterior que deben abdicar de su Programa para actuar como que no tuviesen mayoría legislativa? Nuevamente, no. Casi seguramente tendrán la mayoría legislativa (aunque no los haya votado la mayoría de los electores), y eso alcanza para sancionar las leyes que no requieren mayorías especiales. Nada más que esto es lo que pide la Constitución, y eso es lo único que se le debe exigir, al menos desde este punto de vista.

Por otra parte, también es cierto que vienen gozando de mayorías parlamentarias desde hace un par de periodos, y no obstante eso, más del 80% de las leyes fueron sancionadas también con votos de otros partidos. Si bien la aplanadora funciona, funciona menos que lo que el imaginario popular siente. Pero… el problema aparece cuando si funciona.

Ha habido leyes importantes que no han contado con el apoyo de la oposición. Como ya expresé, no es grave, ni un menosprecio a quienes no los votaron, y mucho menos un atentado a la institucionalidad. Es simplemente aplicar las reglas del juego previamente aceptadas y por cierto conocidas, que deben ser respetadas tanto cuando nos dejan en mejor posición como cuando nos dejan en una no tan buena.

Pero, nuevamente pero…

…también en base a esas reglas del juego por todos aceptadas han sancionado leyes inconstitucionales, y a sabiendas de su inconstitucionalidad. Hasta hemos escuchado frases del estilo de “la votamos así pero después sacamos otra ley y la arreglamos”. Eso es lo que no se puede aceptar. Y es ahí donde la otra mayoría, la de la gente, la de quienes no los votaron debe imponerse por sobre la mayoría legislativa. Son las mismas reglas de juego que le permiten a aquella mayoría (la legislativa) sancionar las leyes que entienden convenientes, las que permiten a esta otra mayoría (reitero, la de la gente) protegerse de los atropellos a la Constitución. No en vano nuestra Carta Magna establece en su artículo cuarto que “La soberanía en toda su plenitud existe radicalmente en la Nación…”. Es por tanto a nosotros, habitantes de un país regido por un mismo gobierno, es decir LA NACIÓN,  que nos compete el luchar contra lo que en este caso, y tal vez sólo en este caso, pueda entenderse como un uso abusivo e incluso ilegítimo de las mayorías.

Son las mismas reglas de juego de las que vengo hablando las que nos dan los derechos y los instrumentos para la defensa de esas propias reglas. Cualquier ciudadano con un interés directo, personal y legítimo le puede pedir al Poder Judicial en la persona de su jerarca (la Suprema Corte de Justicia) que declare la inaplicabilidad de tales leyes. Debe hacerse.

Pero también puede lograrse el mismo fin, pero ya con carácter general, por medio de los mecanismos de ejercicio directo de la soberanía (o institutos de democracia directa como le llaman algunos). También debe hacerse. Y me estoy refiriendo al recurso de referéndum contra las leyes.

La defensa de la institucionalidad democrática es cosa seria. La Constitución debe defenderse ante todo. Es la defensa de los integrantes de la nación frente a los abusos del poder. Incluso del poder legítimamente instituido. Abuso, que como ya dije, se da en esta hipótesis, y no se daría en el uso de las mayorías legislativas dentro de los marcos constitucionales.

Los integrantes de esta otra mayoría tienen las herramientas para que aquella mayoría no se les imponga violando el pacto social. Y en esta situación no sólo es válido que la otra mayoría se haga oír. Es un imperativo republicano.

Desahogado que fuese, me despido hasta la próxima…


@dannyvile

sábado, 4 de octubre de 2014

Lorenzo ¿se equivoca o miente?

Los puntos sobres las íes…

          Estaba revisando viejas fotos sacadas por mí para decidir cuales digitalizaría y cuales utilizaría para el próximo asado. Entre tantas, encontré una serie en la cual se veían infinidad de grafitis y carteles que supieron lucir en Montevideo.
            Me llamó la atención, en particular, una en que se veía un pasacalle en la Plaza Cagancha con el siguiente texto: “Combata el hambre, mate un mendigo”. Es de hace muchos años, tantos que ya me había olvidado de ella. Pero al volver a verla me hizo reflexionar. “Combata el hambre” es algo con lo cual todos estaremos de acuerdo. Es un fin loable sin discusión alguna, pero… parecería que el camino no es el mejor. Y esto también sin posibilidad de discusión alguna.
            Todo lo anterior se refleja en una máxima que en nuestro país hoy está muy devaluada y que creo todos debemos esforzarnos para redimensionarla y posicionarla nuevamente en el lugar que se merece: El fin no justifica los medios.

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He leído y escuchado más de una vez al ex Ministro expresar que de darse nuevamente situaciones similares, volvería a hacerlo mismo. Y a partir de tal afirmación, empezar con una sarta de justificaciones a favor del cierre de PLUNA, cuando no de sus políticas económicas, en conjunto con una diatriba contra la oposición de usar esto como un tema meramente de campaña.

       Se equivoca Lorenzo al afirmar que volvería a hacer lo mismo y que tienen la conciencia tranquila porque el cierre de PLUNA fue lo más conveniente para el país. El ex Ministro Lorenzo NO FUE PROCESADO POR EL CIERRE DE PLUNA. Basta apenas comenzar a leer el auto de procesamiento, para darse cuenta que el cierre de PLUNA es casi anecdótico. El procesamiento a su persona recae por hechos posteriores al cierre. No lo procesaron por eso. Es procesado por entender la Justicia que existe semiplena prueba de haber actuado extralimitando sus poderes funcionales y por fuera de las previsiones normativas. Y no por cerrar PLUNA. Lo fue por haber intervenido en la concesión del famoso aval perfecto realizando supuestas acciones que el derecho castiga.

        Se equivoca Lorenzo al creer y hacer creer que su procesamiento es el de un mártir castigado por intentar hacer lo mejor para el país. Tal vez lo intentó, y tal vez lo haya intentado con la mejor de las intenciones. Pero no fue procesado por eso. Fue procesado por haber realizado una llamada a otro jerarca para interesarse por algo que no debió interesarse.

        Se equivoca Lorenzo al insistir en su defensa con que ha beneficiado a los más desposeídos. Que con la política económica llevada a cabo por el FA se logró incluir a decenas de miles de personas. Eso no lo discuto, como tampoco discuto que el equipo económico, del cual él fue una de las cabezas, fue muy serio y tuvo muchos éxitos. Pero no fue por eso que fue procesado. Fue procesado por haber influenciado a otro funcionario a actuar en contra de las disposiciones vigentes.

           Se equivoca Lorenzo al contarnos que él está con la conciencia tranquila de no haber cometido ningún delito porque no se llevó un peso al bolsillo. No tengo dudas de que es así. Pero no lo procesaron por eso. Fue procesado por haber tenido un papel fundamental influenciando en la toma de una decisión ilegítima por parte de un Ente Autónomo sobre el cual él no tenía autoridad, y por la cual también terminó procesado otro funcionario.

        Se equivoca Lorenzo cuando con su discurso intenta hacernos creer que la conveniencia del cierre de PLUNA justifica todo lo demás que se hizo. Que el fin último era minimizar las pérdidas del Estado y en aras de ello, hizo todo lo que hizo. No fue procesado por el fin deseado, sino por el camino elegido.

         En definitiva, se equivoca Lorenzo… o miente… 

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Y ya finalizando, reafirmo la vigencia de que el fin no justifica los medios, al menos para mí… y para una Jueza.

Hasta la próxima.

@dannyvile