martes, 24 de noviembre de 2015

Combatiendo a los enemigos, estén donde estén.

Combatiendo a los enemigos,
estén donde estén

Originalmente publicada en El Telescopio - http://eltelescopio.com.uy/combatiendo-a-los-enemigos-esten-donde-esten/


Me crucé con el Sr. Fuentes. Cada vez más alto y más confiable. Café de por medio, saltó en la conversación los líos que se han generado por el anunciado combate a nuestros enemigos, sean quienes sean y estén donde estén. Incluso tenía una grabación de algunas de las discusiones que se suscitaron en el gobierno y en la interna del partido. De no creer, casi parecen broma…

            El tema no es menor y no pasó desapercibido. De acuerdo a lo que escuché, y haciendo gala de mi memoria sheldonística, les resumo lo sucedido en una de las reuniones que se efectuaron para tratar tan arduo tema.

-No podemos permitirlo. Atentan contra nuestra concepción de vida, debemos pararlos en seco y no dejar que avancen – dijo él.

-Tiene razón, Gran Cacique de la Orientalidad. No podemos permitir que permeen nuestra forma de vida. Debemos enfrentarlos en todos los frentes – agregó el productor rural.

-Si bien no estoy de acuerdo, en aras del futuro, cambiaré de posición sin abdicar de mis creencias y apoyaré lo que resuelvan, sea lo que sea – reafirmó el Contador.

-Me parece bien que se ajusten a la línea del gobierno – volvió a decir él – Así debe ser. Para combatirlos debemos estar unidos. Más unidos que nunca. No podemos permitir que destruyan todo lo que se ha construido en los últimos tiempos.

-Buscaremos las alianzas necesarias en pos de un bien superior. Debemos lograr modificar las estructuras le pese a quien le pese y caiga quien caiga – terció ella lustrando sus zapatos rojos.

-Pará bo – gritó el viejo – hay que darle pa’tabaco, pero sin olvidar que no son más que unos experimentadores ideológicos pasados de años, medios gagá y demodé. Se caen sólos… posta… como que un perro tiene tres patas.

Así siguieron deliberando un rato, y finalmente decidieron bajarlo (¿o subirlo?)  a la Mesa. Ahí las cosas siguieron un derrotero similar. Tal como ayer, que estuve en contra, hoy con la máxima convicción apoyo la iniciativa, se escuchó decir al nene. No se confundan, lo que hoy consideran un costo, terminará siendo una inversión (?) agregó el otro nene. Los proletarios del mundo deben unirse para frenar este bárbaro ataque anti obrero que frena el desarrollo inclusivo y democrático de nuestras sociedades, gritó el ex secretario general. Y así siguieron un rato, y otro rato… y otro rato más.

-Esto no da para más, lo resuelvo yo sólo y listo, dijo él.

-Me parece bien su Impertérrito Silencioso, apuntó el productor rural, definamos ahora la forma, las armas a utilizar, el alcance del ataque…

-Todo pensado, iluminó el gran amo, para que se dejen de embromar, les votamos presupuesto cero.

-¡¿Y si siguen molestando?!, gritaron todos a coro.

-Y si siguen molestando, le reformamos la Constitución… mientras agarraba sus cañas y rumbeaba para el oeste, intentando olvidarse de la Suprema Corte, el Tribunal de Cuentas y la Corte Electoral.

Yo no sé si creerle al Sr. Fuentes, aunque por lo general está bien informado. Por las dudas, no lo tomen en serio.

Hasta la próxima, si es que hay.


@dannyvile

sábado, 24 de octubre de 2015

La Ausencia del Presidente.

La Ausencia del Presidente.
Los puntos sobre las íes…

    Originalmente publicado en El Telescopio, http://eltelescopio.com.uy/la-ausencia-del-presidente/


            Van más de seis meses y que poco se le ha visto, y menos aún escuchado. Llama la atención.
            
         En su primera presidencia estableció una forma de actuar que se convirtió en su firma. Dejar hablar, dejar que las rencillas se den, que casi llegue la sangre al río, para finalmente, y desde el Olimpo, bajar la línea y dar por resuelto los temas haciendo primar su parecer. Se podría haber estado de acuerdo o no, pero era una forma clara de permitir que todos se sintiesen protagonistas para finalmente hacer lo que el entendía se debía hacer. Marcaba su autoridad y todos obedecían. En medio de decenas de batallas el hombre se iba de pesca un jueves y cuando volvía el lunes informaba de su opinión revelada y alineaba a todo el mundo. Y se terminaba la discusión. Recuerdo un solo tema que se le escapó por un rato (el aborto), pero finalmente terminó vetando parcialmente la ley, y todo el mundo chitón.

       Hoy el presidente sigue en el Olimpo, pero parece que se le cortaron las comunicaciones. Ni siquiera nos enteramos de sus expediciones de pesca… ¿o será que ya ni siquiera pesca?

    En estos meses que van desde marzo hasta la fecha ha habido verdes, pero ha habido muchas maduras, y no se le escuchó salvo  un par de veces. Y tuvo que meter una marcha atrás que por poco rompe la caja de cambios (léase Antel Arena o Decreto de Esencialidad de la educación).

            Y tal vez la prueba más reciente es la media sanción del Presupuesto. No logró mantener la mayoría y se mantuvo callado frente a la no aprobación de algunos artículos. Cierto que no eran fundamentales,… pero el quiebre se dio y nada se escuchó del Presidente.

            Tampoco nada se escuchó de él cuando le bajaron a la mitad los recursos del Plan de Cuidados, su buque insignia, el cual por cierto estuvo a punto de naufragar antes de zarpar. Y fue la mano salvadora del MPP quién (luego de amagar bombardearlo) le devolvió la mitad de la dignidad.

            Menos aún lo hemos escuchado referirse a lo que está saliendo a la luz de ANCAP. Tengo dudas, al menos por ahora, de la existencia de delitos, pero no me cabe ninguna en cuanto a lo inadecuado de las conductas que se están conociendo. Si bien es cierto que son del periodo pasado, cuando él estaba disfrutando de su PPS, no menos cierto es que uno de los principales voceros del gobierno – que incluso es integrante de otro poder del Estado y no del Poder Ejecutivo – es quien apunta como uno de los mayores responsables de esas conductas inconvenientes.

            Es cierto que a nadie le gusta salir a hablar de las cosas malas, pero también es cierto que tampoco lo hemos escuchado hablar de lo no malo. A simple modo de ejemplo, acá va una lista con alguno de los temas en que el presidente podría sacar pecho:
·         Seguimos siendo una isla de estabilidad en la región.
  •  Seguimos con una de las economías más equilibradas de la región.
  •  Seguimos con grado inversor y colocando deuda a tasas que envidian nuestros vecinos, y algunos que no lo son.
  •  Seguimos con una inflación de un dígito.
  •  Nuestra economía no ha entrado en recesión, a pesar de nuestros vecinos.
  •  Los medios todavía dicen lo que se les antoja sin miedo a que los clausuren o los desmiembren.

        Muchos temas pueden haber quedado fuera de la lista (de los verdes y de los maduros), pero lo que es claro es que el silencio del Presidente llama la atención.

          Yo quiero un presidente, y no un prescindente. Alguien que, dentro del marco de la Constitución y las leyes, mande. No quiero un poder disgregado, o siendo más preciso, un poder más disgregado que la natural separación de poderes. No quiero un gobierno en el que no se sepa quién es el que en última instancia corta el bacalao.


       En definitiva, no quiero un gobierno, y menos aún un Estado, en permanente estado de asamblea. Las épocas que se nos avecinan no serán sencillas. Necesitamos, todos, un Presidente presente, que marque el ritmo, que marque el rumbo, y que los ciudadanos de a pie sepamos por donde rumbea el barco. 

          Podré o no estar de acuerdo con el rumbo que trace, pero es mejor el desacuerdo en el camino que la ignorancia por el destino.

      Desahogado que fui, les digo hasta la próxima… si es que hay.


@dannyvile

martes, 15 de septiembre de 2015

El Plenario de la discordia.

Originalmente publicado en El Telescopio  http://eltelescopio.com.uy/el-plenario-de-la-discordia/

El plenario de la discordia.
Los puntos sobre las íes…

Lindo lío que puede marcar nuestro futuro.

Lío del que muchos entienden poco y pocos entienden algo. Bien uruguayo. Todos somos directores técnicos o negociadores internacionales dependiendo del tema del momento. Pero en fin… si no fuese así, no sería Uruguay.

No es mi intención profundizar sobre el TISA. Malo sería que lo hiciese ya que el mismo aún no existe. Pero tampoco rehuyo al tema. Entiendo y estoy convencido que no era el momento para tirar la toalla. Podríamos haber avanzado en las negociaciones y llegado el punto de tener el texto definitivo del acuerdo – o al menos un borrador del mismo – decidir si se suscribía o no, pero acercamos la línea de meta y dejamos la mesa.

Bastante se ha hablado de la forma en que se tomó esta decisión, y es sobre este punto, y no sobre la decisión en sí, que quiero compartir mis reflexiones.

Mucho se ha dicho en contra de que el futuro del tratado dependa de la opinión del Plenario del Frente Amplio, que dicha opinión no es representativa y poco menos que este camino es un atentado a la democracia, agregando estos críticos que es el Parlamento quien debe decidir, por ser el único depositario de la representación democrática.
Discrepo.

La potestad de concluir y suscribir tratados no es del Parlamento sino del Poder Ejecutivo. El Parlamento recién interviene a posteriori para su aprobación previo a la ratificación, acto este que nuevamente recae en el Poder Ejecutivo. Nuestra Constitución es clara sobre este punto. Por tanto, siendo una potestad del Poder Ejecutivo, es este quien decide con quien asesorarse o a quien consultar.

Puede por tanto consultar a quien le plazca.

Puede consultar a las cámaras empresariales del ramo, a los sindicatos relacionados con el tema, a la almohada o, como aconteció, a su fuerza política. Y sobre esto, no es válido el argumento de que se debió consultar al Parlamento por ser lo más representativo. En absoluto. Y menos válido aún es el argumento de que, en tanto el Presidente es el presidente de todos los uruguayos, no le corresponde alinearse solo con el pensamiento de una parte de la opinión del país.

Si bien es cierto que el Presidente lo es de todos los uruguayos, es impensable sostener que por ese hecho debe abdicar de su programa y amoldarlo a la media ponderada de los programas de todos los partidos que se presentaron a la elección. El Presidente fue electo en base a un programa de gobierno (o al menos eso quiero creer) y desde el momento que triunfó, es dicho programa el que debe regir su actuación. Si al Presidente le apareció alguna duda sobre la conveniencia del TISA, o si el mismo contradecía o no el programa que lo llevó al poder, nadie mejor que su fuerza política para aclarar el punto.

Y el resto tendremos que ir a llorar al cuartito.

Así es la democracia. El Parlamento tiene la potestad de frenar un tratado que considere inconveniente, pero no tiene ninguna prerrogativa constitucional de promover uno si no es por iniciativa del Poder Ejecutivo. Así es nuestro sistema constitucional. Ni más, ni menos.

Dicho lo anterior, sin embargo, todavía cabe hacer otro análisis, este si ya de tinte más político.

Fue decisión del Presidente consultar al Plenario del Frente Amplio, y no cabe en mi cabeza que no supiese cual sería el resultado. Si a esto le sumamos la rapidez en apartarse de las negociaciones una vez obtenido dicho pronunciamiento, la conclusión parece hasta obvia: el Presidente no querría negociar el TISA. Un tiro a dos bandas.

En primer lugar, le marca la cancha a un sector que estaba tomando mucho protagonismo (dado que maneja el tema económico) con un mensaje claro: no se vistan que no van o en definitiva, el que sigue mandando soy yo.

En segundo lugar, desacomoda a su antecesor, quien fuera propulsor de participar en estas negociaciones, obligándolo a dar una nueva voltereta para pararse en la vereda en la que da el sol. ¿O acaso es excusa de que China no esté en las negociaciones? El TISA, con los actuales participantes, ya representa el setenta por ciento del comercio mundial de servicios. Es cierto que si hubiese ingresado China dicho porcentaje sería mayor pero… cuando Uruguay decidió participar China no estaba, por lo que no debe ser un tema tan importante ¿no?

Es cierto también que podemos encontrar fundamentos para afirmar que debió ampliar su espectro de consultados, sin que esto sea una contradicción con lo anterior.

En efecto, al ritmo que vienen las negociaciones por este tratado, es harto probable que el mismo no quede acordado hasta dentro de unos cuantos años, tantos que seguramente el Presidente ya no lo será, e incluso muchos de los actuales parlamentarios tampoco estarán en funciones. Es por esto que, tal vez, debió haber consultado a los demás Partidos Políticos (no ya al Parlamento) en tanto la tradición de permanencia que estos tienen en el Uruguay (a diferencia de lo que sucede en casi todo el resto de la región) es más que probada. Aunque, insisto, hubiese sido bueno que lo hiciera pero nada le obligaba a hacerlo. Era una mera decisión política y es al Presidente al único que le incumbe la decisión de transitar por un camino u otro.

El tiempo aclarará las cosas, de eso no hay duda. Tal vez en un futuro participemos, tal vez no, pero como dijera al principio, es una verdadera pena perder la oportunidad de estar en la cocina del tema jugando en las ligas mayores y en cambio, volver a ver pasar el tren sin posibilidad de subirse no ya la locomotora, sino tampoco a un vagón de cola.

Ya finalizando, y dando una vuelta más cual perro estreñido, debo reconocer que la imaginación a veces me juega malas pasadas…

Realmente me sorprendió ver al Presidente desautorizar a cuatro Ministros en menos de quince días. Y no cualquiera. María Julia, Ernesto, Danilo, y Rodolfo (estos dos en relación al tema de esta columna). Justamente los que podríamos suponer que son de “su palo”. Esto llama mucho más la atención si recordamos que Carolina parece haber ganado la cuereada por el Arena y que el interino de Relaciones Exteriores es Eduardo, justamente los del “otro palo”. (N. del A.: perdonen la camaradería, pero en mis sueños soy muy confianzudo)

Nuestro presidente no es tonto, sino todo lo contrario. Tampoco es débil. Menos aún manejable. También es impensable acusarlo de presionable. ¿Entonces?

Podemos concluir por tanto y dentro de este delirio que el debilitamiento de “sus” ministros es adrede. Junto con esto, si queremos tener delirios coherentes, debemos encontrar una razón para tal conducta. Y tal vez existe.

Un ministro débil y peleado tanto con los de adentro como con los de afuera es lo que podríamos llamar “carne de censura”…

En mi delirio también me imagine buscando mi Credencial Cívica…

Supongo que todo esto es fruto de mis alucinaciones, las cuales me hacen ver cosas que seguramente no existan. Seguro.

Hasta la próxima, si es que hay…


@dannyvile

miércoles, 15 de julio de 2015

Si el Pepe hubiera sido francés.

Estas reflexiones fueron originalmente publicadas en "El Telescopio", http://eltelescopio.com.uy/si-el-pepe-hubiera-sido-frances/



Si el Pepe hubiera sido francés…
Los puntos sobres las íes…

Hace dos siglos y poco, y a través de una revolución, los franceses se sacudieron de arriba a la monarquía y establecieron la Primera República. Tal acontecimiento marcó el inicio de la Era Contemporánea. Sus preceptos, junto con los de la Revolución Americana fueron, por cierto, base de las revoluciones independentistas de esta parte del continente, y sus efectos se extienden hasta hoy en día.

Sus causas, variadas y variopintas, fueron de orden económico, social y político. Entre estas últimas encontramos el rechazo al absolutismo monárquico, tal vez ejemplificado en la frase dicha algunas décadas antes que se le atribuye a Luis XIV: “el Estado soy yo”.

Creo que el Pepe se habría revuelto bien como monarca absoluto. Pienso que a esta altura nadie duda que sería feliz pudiendo hacer lo que quisiese, pasando por arriba de cualquier norma o convención. No tendría problemas en hacer primar sus posturas frente a un orden institucional representativo, afirmación ésta que puedo fundar no sólo en la historia pasada, sino incluso en sus propios dichos recientes. Su “como te digo una cosa te digo la otra”, o el pasar por encima de pronunciamientos soberanos, o el hacer primar lo político por sobre lo jurídico son pruebas claras de un subyacente deseo despótico. Su aversión a la burguesía nos lleva a la misma conclusión.

Retomando la trama, otra de las causas del levantamiento popular tiene estrecha relación con el hecho de haber cedido a las presiones de los nobles y el clero en contra del resto de los franceses, privilegiando a dichas corporaciones por sobre la otras. ¿No les recuerda acaso al fracaso de “la madre de todas las reformas”? El Pepe cedió ante el poder de los gremios públicos – tal vez la nueva nobleza uruguaya, ¿cómo podríamos llamar si no a quienes tienen asegurado su lugar, cooptan los cargos o exigen puestos de dirección por el sólo hecho de pertenecer a dicha corporación? – dejando de lado sus intenciones de refundar la función pública. No sólo no la refundó, sino que nos refundió en beneficio de ella. Igual que el Rey casi funde a la burguesía en beneficio de la nobleza y el clero.

     Si el Pepe hubiese sido francés, hubiese sido un buen Rey.

Pero la monarquía llegó a su fin. Contra los abusos del monarca y su séquito se empezó a generar un movimiento de ciudadanos oprimidos y frustrados por tener que soportar la institucionalidad existente. Frente al atropello que entendían que le hacían a los representantes de los franceses comunes – en los Estados Generales (la “Asamblea Legislativa” de aquella época) – el pueblo se solivianta y se suceden las revueltas. En un par de meses las mismas van in crescendo hasta que finalmente el 14 de julio de 1789 aquellas revueltas populares toman La Bastilla. Apenas logran liberar unos pocos  presos, cuatro dicen las crónicas de la época, pero tiene un gran significado simbólico. Es partir de esta toma que se construye el imaginario de la Revolución Francesa.  ¿No suena conocido el hecho de “tomar” algo aunque no tenga ningún valor real o estratégico, sino sólo simbólico, y a partir de allí construir el relato épico? Creo que si…

Si el Pepe hubiese sido francés, hubiese sido un buen revolucionario. 

Derrocado el Rey, se suceden las tensiones entre las distintas facciones revolucionarias. Jacobinos, monárquicos absolutistas o constitucionales, incluso feministas, se peleaban por obtener el dominio político. Poco a poco los jacobinos van tomando el control hasta que ingresamos al Reinado del Terror.

Durante esta época se persigue a los opositores, se los juzga sumariamente e incluso se los ejecuta a la más mínima sospecha o amenaza, apoyados en una alianza con los sans-culottes, quienes siguen al líder de forma ciega. Se los “juzgaba” en la plaza por tribunales constituidos en el momento, y seguramente, con la sentencia ya conocida de antes. No usaban pentotal, cierto, pero afilaban las guillotinas.

Si el Pepe hubiese sido francés, hubiese sido un buen jacobino. 

Las tendencias intermedias triunfan y ejecutado que fue Robespierre, se plebiscita una nueva Constitución (laConstitución del Año III) por medio de la cual se instaura un Poder Ejecutivo colegiado (el Directorio) y un poder legislativo bicameral. Contra esta nueva Constitución se alzan los jacobinos (la izquierda) en alianza con los monárquicos (la derecha, “gorila” diríamos ahora), generándose nuevas revueltas armadas. Estas revueltas fueron desestabilizando a la República y no terminan bien.

Si el Pepe hubiese sido francés, hubiese sido un buen contrarrevolucionario. 

El final ya lo sabemos. Las revueltas fueron reprimidas por el ejército, derivando finalmente en un golpe de estado. Napoleón Bonaparte es nombrado Cónsul y se vota una nueva constitución autoritaria (la Constitución del Año VIII), con el supuesto fin de no permitir la restauración del vetusto régimen anterior a la Revolución. Napoleón conquista casi todo el continente, intenta extender su sistema y su cultura por todo el orbe para finalmente caer derrotado y terminar sus días en una chacr… perdón, en una isla.

Si el Pepe hubiese sido francés, tal vez estos hubiesen sido sus sueños. 
Pero el Pepe no es francés, es uruguayo. 

Hasta la próxima, si es que hay…


@dannyvile

jueves, 18 de junio de 2015

¿Los colibríes engañados?

Estas reflexiones fueron originalmente publicadas en "El Telescopio", ¿Los colibríes engañados?

¿Los colibríes engañados?
Los puntos sobres las íes…


Leo en forma muy seguida a tuiteros que, frente a cada delito en que participan menores, recuerdan con pena que no se haya aprobado la reforma constitucional.  Ante cada delito cometido salen a propalar a los cuatro vientos que habría que “meterlos en cana y que se pudran”, seguido de una serie de consideraciones y recuerdos a la familia de Fabiana.

          Ni tanto, ni tan poco.

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Ya han pasado varios meses desde que decidimos no habilitar la reforma constitucional “por la baja”. Sin duda que tal resultado me dejó satisfecho, ya que fui un opositor a dicha reforma, pero el camino recorrido antes, y el no recorrido después me deja un sabor amargo, bastante más que amargo tal vez.
Repasemos.

El tan mentado proyecto de reforma intentaba elevar a rango constitucional la baja de la edad de imputabilidad, para llevarla a 16 años. Pero esto no era lo único. También intentaba crear un instituto de rehabilitación, mantener los antecedentes de los menores infractores más allá de sus 18 años, aplicarles el Código Penal y considerar como agravante el uso de menores para la comisión de delitos.

Mi posición, como saben los tuiteros que me siguen, fue contraria a la reforma.

En general, consideré que el tema requería solución legal, pero no una de rango constitucional.

Más específicamente, estuve en contra de bajar la edad de imputabilidad y parcialmente en contra de mantener los antecedentes de los menores sine díe o de aplicarles el Código Penal.

Por su parte estuve, estoy y estaré de acuerdo en crear un nuevo instituto de rehabilitación para menores infractores distinto a lo que hoy existe y también estoy de acuerdo en que el uso de menores sea un agravante, aunque para esto debería utilizarse la ley y no una reforma constitucional que lo torne estático y poco flexible, valga lo reiterativo.

Pero nada de lo anterior se discutió previo a la votación. Es más, a fuer de ser sincero, los defensores de la reforma intentaron discutirlo pero no tuvieron contrapunto. Por el contrario, cada vez que intentaban discutir estos temas, los contrarios a la reforma, encabezados por su cara visible salían con facilismos tales como “ser menor no es delito” o “quieren meter presos a los menores en cárceles junto con los mayores”. Machacaban con esta mentira una vez, y otra vez más. Y no se podía escuchar, salvo honrosas excepciones, más que este argumento falaz machacado una y otra vez.

Existen argumentos de peso para ser contrario a una reforma de este tipo, pero los mismos fueron ignorados o minimizados y en cambio se insistió con lo que parece ser un engaño. Ni uno sólo de los puntos a reformar establecía que los menores serían encarcelados junto con los mayores, o que por el sólo hecho de ser menor se iba a terminar preso, olvidando livianamente que había que delinquir, pero eso no importó. Inundaron la campaña o las intervenciones en medios de difusión con esta falacia.

Y sin duda tuvieron éxito. Si bien fue por un margen estrecho de poco más del tres por ciento, la reforma no prosperó, revirtiendo las tendencias abrumadoramente favorables que marcaban las encuestas previas.

Pero…

El tema de los menores infractores quedó nuevamente a la deriva sin nadie que se lo ponga al hombro. Los perdidosos poco podían hacer ya que la gente no había llevado a buen puerto su idea. Malo sería que, una vez a la vista el pronunciamiento de la ciudadanía, insistiesen con soluciones rechazadas por el soberano en una clara manifestación de democracia directa. Notoriamente ya no era su “responsabilidad política” llevar este tema adelante.

Todos, o al menos muchos de nosotros, teníamos puesto el ojo en los que se abanderaron en el combate contra la reforma. Fuimos muchos los que esperamos que la abanderada de los colibríes, junto a su equipo empezara su real tarea. Máxime cuando había dejado claro que no tenía otras apetencias políticas. Quedamos a la espera de proyectos de ley, de foros de discusión, de tantas cosas… Craso error. Nada se propuso, nada se discutió, y por el contrario, la Dra. Esc. Sra. Goyeneche se sumó rápidamente a la lista del hoy intendente de la capital como su suplente. No sólo eso, sino que ahora tiene un cargo oficial rentado en la Intendencia de Montevideo, como Directora de Desarrollo Social.

Que rápido pasó al olvido la falta de ulterioridades políticas que fue propalada a los cuatro vientos… Parece ser que a determinadas personas se les permite todo, lo cual es tremendamente dañino para la democracia. En un sistema político que se precie de democráticamente responsable las personas deberían hacerse cargo de sus afirmaciones por más tiempo que unos pocos meses. No deberíamos admitir que tan fácilmente puedan olvidarse de sus posturas en pos de un supuesto aprovechamiento político personal. No podemos admitir lo que supo ser postura oficial del anterior gobierno. No. Ni ahora, ni nunca. El fin no justifica los medios, ni cómo te digo una cosa te digo la otra, y menos aún aceptar como válido el corolario de que lo político está por encima de lo jurídico.

A determinados actores se les perdona todo, y a otros no se les perdona nada. Tal vez tenga que ver con preconceptos que la gente se hace de determinados actores de nuestra vida política. Comportamientos similares son considerados de distinta manera dependiendo de qué lado del mostrador se esté. Los argumentos ad hominem campean en determinadas tiendas, concentrándose en lo accidental y dejando de lado lo sustancial. Y tristemente estos comportamientos reciben premios, mientras se castigan algunas buenas ideas por el simple hecho de ser propuestas por quien no conviene a determinados intereses.

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Creo, y lo digo como una percepción y no como un hecho comprobado, que las expresiones que referí al comienzo tienen que ver con lo sucedido. La radicalización de ciertas posturas es el resultado de no haberse satisfecho las necesidades de solución que reclamaba la gente, hayan sido votantes de la reforma, o no hayamos introducido la respectiva papeleta.

Muchos quedamos esperando las prometidas, y tan ansiadas, soluciones a este tema. Por ahora seguimos esperando… y la espera parece que será larga. 

Y otra vez creo, y nuevamente lo digo como una percepción y no como un hecho comprobado, que también se mezcla el tema de los “outsiders” con la forma en que se condujo la campaña, sus códigos distintos y su no respeto por determinadas conductas del sistema. Pero esto será tema de otra columna… o no.

Hasta la próxima.


@dannyvile

viernes, 5 de junio de 2015

Violencia domesticada

Violencia domesticada.
Los puntos sobres las íes…

      Asistimos días atrás a una nueva marcha de concientización de la violencia contra las mujeres. No cabe duda que la violencia doméstica, en su acepción legal amplia según se define en el artículo 2 de la Ley 17.514 [1], es un tema que no ha podido ser atacado con éxito. Es un debe de nuestra sociedad que requiere un rápido abordaje.
      
      Frente a esta problemática surgen las voces que piden leyes sancionatorias especiales. Legislar castigando duramente el feminicidio (que no es lo mismo que el femicidio) es, tal vez, la propuesta más resonante.  Y sobre esto me surgen dos grandes interrogantes: ¿Nuestro derecho no tiene ya previsiones especiales para esta situación? ¿Crear delitos especiales con penas importantes soluciona el problema?

    Abordando el primer punto, vemos que el homicidio (simple, por llamarlo de alguna manera) regulado en el artículo 310 [2] del Código Penal se castiga con penas que van de los 20 meses de prisión a 12 años de penitenciaría. En cambio, para el caso que el homicidio sea cometido en contra del cónyuge (hombre o mujer) o en contra del concubino o concubina, el mínimo es elevado a 10 años de penitenciaría, con un máximo de 20 años (artículo 311-1 [3]). Entendámonos bien, con este agravante especial la pena mínima aumenta doce veces, hasta casi igualar a la máxima del homicidio simple. De acuerdo a los parámetros generales de las penas de nuestro sistema penal, la previsión del castigo es realmente importante. Podremos discutir si este “agravante especial” no debería ser “muy especial” lo que conllevaría penas de 15 a 30 años, pero no veo la necesidad de sancionar una nueva Ley para regular lo que ya está regulado. Como ya se habrán dado cuenta, entiendo que sancionar el delito de “feminicidio” no aportaría nada nuevo a la solución del problema.
      
    ¿Implica lo anterior que no hay que hacer nada? En absoluto. Muy por el contrario, existen otros delitos que podrían modificarse para contemplar este grave problema. A simple modo de ejemplo, es interesante discutir el agregar agravantes semejantes al reseñado para el delito de homicidio a los delitos de lesiones, violencia privada o amenazas. Asimismo se podría ampliar el elenco de relaciones personales que agravan la pena, e incluir lo que en ella se incluye, comprendiendo entre otras a los noviazgos o relaciones afectivas actuales o pasadas a efectos de compatibilizarlos con la Ley de Violencia Doméstica (de cuerdo a la definición dada por el artículo 2 de la Ley 17.514). Incluso podría ampliarse el elenco de sujetos protegidos de los artículos 149 bis y ter del Código Penal (Incitación al odio o Comisión de actos de odio…) e incluir además de los ya listados, a los que se cometen en razón del género del agredido/a. Igual agravante debería incluirse en los demás delitos referidos anteriormente.

     Ciertamente hay mucho para hacer, pero no creo que la simple tipificación del feminicidio sea el camino.

Ya despejado el primer punto, queda por analizar la conveniencia de la creación de un nuevo delito como solución a un problema, e incluso analizar si el aumento de las penas ya existentes ayuda en la solución.

Existen ejemplos de delitos que ya están contemplados como tales, pero a los cuales, al combinarse, se les aplica una pena más gravosa. Tal vez el ejemplo paradigmático es la rapiña. Este super-delito, que no es más que un hurto con violencia o amenazas, conlleva un mínimo de pena a cuatro años, lo que resulta en que todo procesamiento deba ser con prisión. ¿Alguien en su sano juicio cree que esto ha reducido la comisión de este delito? Muy por el contrario, las rapiñas han aumentado en forma significativa desde hace unos años a esta parte. Más recientemente (en el año 1995) se crea un super-super-delito: el copamiento, que no es otra cosa que una rapiña con privación de libertad, pero con una duplicación de la pena mínima (8 años) y un gran aumento de la máxima (24 años). Tampoco fue útil para frenar la comisión de este delito.

De acuerdo a lo expresado, creo que queda claro que la tipificación de delitos muy específicos o el aumento de sus penas no es la solución a un problema. Tal vez sea parte de la misma, pero sin duda la menos importante, o la menos efectiva.

No existe solución mágica, pero entiendo que la misma tiene que transitar por otros derroteros. Educación, prevención temprana, medidas cautelares efectivas y controlables, entre otros, son algunos de los caminos que tal vez se deban seguir.

Ya finalizando, y reconociendo la gravedad de este tema, no debemos perder de vista que no toda violencia contra las mujeres es en razón de su género (o del género del victimario), como no todo delito cometido contra un negro o un judío es por racismo o por antisemitismo. Las motivaciones de la violencia no son siempre a causa de la “diferencia”, sino que multiplicidad de veces responden a otros motivos. Bajando a tierra, que existan anormales que  golpeen o maten a su pareja por andar con otro u otra responde más, muchísimas veces, a un erróneo sentimiento de pertenencia o simples celos que a una discriminación o subvaloración [de la mujer] como tal. Separemos la paja del trigo.

Por último, no debemos olvidar que la graduación de la pena tiene estrecha relación con el bien jurídico que se desea proteger. El castigar más un crimen cometido contra una mujer conllevaría, bajo este aspecto de la política criminal, a concluir que las mujeres son superiores al resto. Me suena un tanto supremacista.

Sé que estas reflexiones causarán polémica, y no faltarán quienes pidan mi linchamiento, pero… ¿qué sería de la vida sin polémicas?

Hasta la próxima.

@dannyvile




[1] Constituye violencia doméstica toda acción u omisión, directa o indirecta, que por cualquier medio
menoscabe, limitando ilegítimamente el libre ejercicio o goce de los derechos humanos de una persona, causada por otra con la cual tenga o haya tenido una relación de noviazgo o con la cual tenga o haya tenido una relación afectiva basada en la cohabitación y originada por parentesco, por matrimonio o por unión de hecho.
[2] Articulo 310. Homicidio.
El que, con intención de matar, diere muerte a alguna persona, será castigado con veinte meses de prisión a doce años de penitenciaría
[3] Articulo 311. Circunstancias agravantes especiales.
El hecho previsto en el artículo anterior será castigado con diez a veinticuatro años de penitenciaría, en los siguientes casos:
1. Cuando se cometiera en la persona del ascendiente o del descendiente legítimo o natural, del cónyuge, del concubino o concubina "more uxorio", del hermano legítimo o natural, del padre o del hijo adoptivo.
….