Los
puntos sobres las íes…
Viendo
la campaña por Montevideo, me surge la duda si la oposición capitalina logró
entender la realidad de nuestra gente o sigue, en cambio, tratando de mirar lo
que pasa con lentes equivocados (que por cierto, parte del “oficialismo” creo
que peca por lo mismo).
Al arrancar la carrera ya se vio al FA picando al frente,
alejado, tranquilo, sin amenazas a la vista.
¿Qué
amenazas podría haber si la Concertación logró descabezarse sola? En pocos días
se sacó de arriba a los dos “candidatos naturales”.
Tal
cual. Mandó a cuarteles de invierno a aquellos que se veían, y desde hace años,
como los candidatos referentes de ambos partidos fundacionales a la intendencia
montevideana. Hubo que inventar – si, inventar – nuevos candidatos en pocos
días, y ciertamente podemos ver los resultados, o la falta de ellos. Se me
podrá acusar que con el diario del lunes es fácil, pero ni el más tonto de los
analistas no se hubiese dado cuenta que lo sucedido no gustó. Como dice el
aforismo, lo que mal comienza, mal acaba. Y peor termina si en el camino se
siguen tomando decisiones que a mi entender, son equivocadas. Decisiones que a
mi juicio, hicieron ruido, tanto ruido que hacen que hoy se esté donde se está…
Veamos
algunos ejemplos.
Durante
meses, y no hace tanto, asistimos a una campaña “por la positiva”. No importa cuánto se le pegase, aparecía la
sonrisa y la consabida frase de que no se respondería a los agravios, y que se
mantendría lo que estaba bien, para mejorar lo que estaba mal. Si bien ese
candidato no ganó, su imagen quedó íntimamente ligada a ese mensaje. Visto
esto, me resulta difícil un cambio del mensaje positivo a uno en el cual todo
está mal y nos dice “cambiemos todo”.
Hace ruido. Y mucho. Difícil de digerir. Seguramente el cambio del mensaje es
interpretado por el común de la gente como un reconocimiento del fracaso
anterior o, peor aún, como que el anterior era un menaje insincero.
El
otro partido concertante no lo hizo mejor. O tal vez lo hizo peor. En éste caso
no es que quisieran cambiar de candidato y luego tratar de convencernos que el
nuevo era mejor. No. El candidato original se bajó enojado, ofuscado, hasta
dolido, por la falta de “apoyo en bloque” de su fuerza. Y lo hizo público. Rápidamente
hubo que salir a inventar un candidato. Un nuevo Stirling. Valiente actitud de
quien se inmola, pero estos sacrificios no aportan en las urnas.
El mensaje fue nuevamente malo. Con
derivaciones en el imaginario de la gente que no son nada deseables para el
partido. Si el líder de la facción casi hegemónica no logró un apoyo casi
hegemónico para su candidato, ¿continúa siendo líder?, ¿quién manda?, ¿cuál es
el futuro de la fuerza? Si a esto le sumamos las declaraciones realizadas en
relación a lo incierto de la continuidad en la actividad política del mandamás,
tenemos ruido. Otra vez ruido. Y mucho. Difícil de digerir.
Sumado
a lo anterior tenemos la aparición de un convidado de piedra. Convidado éste
que parece que se terminará comiendo toda la cena. Nadie daba nada por él, pero
en base a mensajes sencillos, con pocas “ideas
fuerza” pero bien seleccionadas, y con sus paradas de carro a lo guapo (a Pepe y Sra.) logró lo que nadie creía posible,
superar a los concertados, aunque si bien los supera, no los lidera.
Y
con esto tenemos el tercer ruido. La actitud de los fundacionales volvió a ser
errada. En vez de seguir confrontando al oficialismo, distrajo sus fuerzas en
pegarle al outsider (y por más que muchos digan que no lo es, para mi sí lo es)
en vez de contraponerse al oficialismo citadino. El debutante logró lo que
pocos. Le pegaron de adentro y le pegaron de afuera. Haciendo una simple suma
algebraico-sicológica – si se me permite el término – tenemos una víctima
castigada por todos, un mensaje claro y dicho en voz pausada, un enojo “manso”
en los momentos oportunos y poca historia para ser atacado, lo que termina
dando un resultado altamente satisfactorio para él.
En
la vereda del frente, el favorito la mira relamiéndose. Nada tiene que hacer más
que callar para sacar provecho. Habla la oposición externa, habla la oposición
interna, y entre ellos se matan. Mientras tanto él balconea y patea para
adelante cualquier solución o asunción de compromiso. “Tendremos que estudiarlo…”, dice. Y sigue sumando.
Ya
finalizando, creo que el debut de la Concertación no fue el mejor. Rencillas
internas o intentar mostrar quién manda de un lado, falta de apoyo sectorial o
falta de fondos por el otro, jaquearon sin posibilidad de reversión este primer
intento concertado.
Habrá
que esperar otro lustro, o tal vez más… el tiempo lo dirá, pero lo que tengo
claro es que no se debe dejar morir este instrumento por más complicado que sea
el start-up.
Ténganme
por desahogado.
Hasta
la próxima.
@dannyvile
N.de R.(07/07/2015): en los últimos dos días DM ha salido a tacar más frontalmente a EN ,pero entiendo que este hecho, y más allá de esta aclaración, no desvirtúa lo que quiero transmitir.
Inteligente, original y disfrutable.
ResponderBorrarBen ("spagern)
Estimado, muchas gracias por tu comentario. Estimula a seguir intentando.
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