¿Qué hacemos con los sicarios?
Los puntos sobres las íes…
Abril de 2070 - Montesexto,
República Occidental del Arroyo de las Vacas. (De nuestro corresponsal).-
Tal vez nos
hayamos acostumbrado a la frase “es un
ajuste de cuentas”, pero por suerte el gobierno no lo hizo. Fiel a su
costumbre, nuestro líder ha anunciado por su canal de Youtube una nueva
iniciativa para combatir este grave problema.
“Lo hecho hasta ahora no ha servido para
nada. Los contratos de muerte campean en nuestras penillanuras levemente
onduladas. Debemos encarar el tema desde una nueva perspectiva” ha dicho.
Y se han
puesto manos a la obra.
El proyecto en
estudio prevé la prohibición absoluta de los contratos privados de sicariato,
con penas nunca antes vista. Concomitantemente, se crea una unidad estatal
encargada de tales menesteres. “Con esto
lograremos regular el precio de estos encargos, además de garantizar trabajos
limpios y sin sufrimientos” dijo nuestro líder. En apoyo al proyecto, Danil
Al-Tori, sempiterno vice de algo, agregó que el proyecto debe ser votado sin
discusión. “No es admisible que algunos
mueran con balas de plata, como las que usa el Gaucho Solitario, mientras que
otros sufran balas oxidadas”, dijo, para finalizar con el consabido “balas de plata para todos o para nadie”.
Terminada su conferencia de prensa, repartió invitaciones para el lanzamiento
de su nuevo movimiento, el Frente Liberador del Sicariato (FLS)
Pero no todo
lo que brilla es una pistola. Dentro del oficialismo han surgido diferencias.
El Ministro de Defensa quiere que los Sicarios Estatales Anónimos y
Libertadores Solidarios (SEALS) salgan de sus filas. “Ahora que se nos terminan los curros en la isla del Caribe, necesitamos
ocupación para la tropa. No debemos dejarlas tomando mate a la sombra de los
ocalitos recibiendo las cagadas de las cotorras” dijo (NdeR: Se refería a
Haití y no a Cuba). El Ministro del Interior se opuso raudamente. “¿Quién más preparado que nuestra gente en
esto de pegarle tiros a la población civil?” terció, bicho como siempre. Para no ser menos, el titular del
Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) pidió para su cartera dicha encomiable
tarea, afirmando que “es la oportunidad
para sacar de la marginalidad a cientos de buenos muchachos que han desviado su
camino por culpa del neoliberalismo, del consumismo y de las TV de 42 pulgadas.
Ya es hora de avanzar con las políticas inclusivas y antimarginantes. Ya es
hora de implementar el homicidio igualitario y antidiscriminatorio. Y redoblo
mi apuesta, voy a cambiar el nombre del ministerio a “Ministerio de
Sicarios”, y si prestan atención, verán
que no necesitaré cambiar la papelería ni la cartelería, así que ni siquiera
Al-Tori podrá protestar por el aumento
del gasto ”
La oposición
no se quedó atrás. El joven candidato Lavereda (en realidad, a sus casi cien
años en el resto del mundo lo tratarían de anciano, pero en nuestro país sigue
siendo el líder de menor edad) reflotó su viejo proyecto de autosicariato. El
mismo contempla la posibilidad de que cada uno pueda cometer los homicidios en
forma personal y no por encargo, con lo cual se evita que nuestra población
deba relacionarse con aquellos sectores que conforman el crimen organizado.
Subiendo la
apuesta, el grupo de las Juventudes Progrecibas e Inclucionistas (dejaré para
otra nota los problemas educativos y de lenguaje existentes en el país) propuso
agregar al proyecto la posibilidad de crear clubes de autosicarios. Eso sí,
esta actividad estaría altamente reglamentada. Planean que estos grupos tengan
entre quince y cuarenta integrantes y que sólo puedan ajustar cuentas con
personas con las que algún integrante del club haya tenido problemas. “Que la población se quede tranquila. No permitiremos
que se acepten contratos para vengar a terceros ajenos al club”,
afirmaron.
Hasta el prelado
de Montesexto metió baza. Si bien el proyecto le genera alguna duda, no es
totalmente contrario al mismo. Sostuvo que el combate contra los ajustes de
cuentas no va bien; hasta que los chicos no aprendan a leer, el quinto
mandamiento es letra muerta (me animo a afirmar que además de aprender a leer,
deberán aprender a contar). Hasta tanto, continuó, lo planteado puede ser un
escenario aceptable. “Algo distinto de lo
que se está haciendo hay que hacer” concluyó.
También
pudimos recoger la opinión del líder del Movimiento de los Frutos del Bosque,
Pedro Borda-Berry. Fiel a sus convicciones, e igual que lo viene diciendo desde
hace ya varias décadas, dijo para quien lo quiera oír que “cuando yo gane, derogaré esta ley”.
Su correligionario
George Batalla, en su casi sesquicentenario, opinó en forma diametralmente
opuesta. En su cuenta de Facebook, que por otra parte debe ser el único que lo
sigue usando, hizo una osada defensa a este proyecto. “Como decía Milton, la única manera de bajar la criminalidad es
despenalizar las actividades delictivas. Y si no se baja, no sé si tendremos una
buena sociedad, pero al menos será más divertida” se pudo leer en su
columna casi semanal.
Pero no todo
es agua de rosas. Ni bien conocido el proyecto, el Canciller Al-Amargo envío
una protesta formal en nombre de su presidente a nuestro gobierno. En la misma,
en resumidas cuentas, acusaba a nuestro líder de haberle robado el proyecto a
su jefe. Ni corto ni perezoso, nuestro preclaro dirigente con el lenguaje
académico que lo caracteriza, raudamente se la mandó a guardar.
“Na’que
ver. Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. El que vea similitudes
entre ambas regulaciones seguro que está fumado” fue la respuesta
oficial.